El temblor

Esos estratos de silencio, que se van amalgamando,
capa tras capa en la garganta.
Todo lo no dicho
lo que se sabe y es negado
una y otra vez.
Aquello que es arrojado al fondo de los milenios,
y sin embargo retorna cada mañana, a los pies de la cama.

Es  un espectro, que sólo se espanta cuando se lo nombra.
Pero el silencio, tan acostumbrado a los fantasmas,
sigue sedimentando verdades.

Aguardo a la orilla de mi, el terremoto.
Mi propia pregunta huracanada.

Puedo escuchar en los cantos antiguos
que traigo en mi memoria
la derrota del desierto sigiloso.

Sé que en las ruinas del silencio se encuentra mi nombre.

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