Para el señor que habita lo incierto y la maravilla, con la misma pasión


¿En que pasiones vibrabas hace 20 años atrás?
¿Cómo fue el camino que te trajo hasta aquí?
¿De qué encuentros, qué libros, qué viajes, está hecha tu mirada?
¿Qué partidas y que bienvenidas forjaron estos amores y estas soledades
que entreveo en tus gestos?

Hoy me abrís la puerta, me das la mano,
Con tus manos antiguas, de dedos largos, 
me hablas sobre caminos que jamás recorrí
sobre gente que nunca conocí, y tal vez no alcance a hacerlo.
Hoy me despertas, con tu voz que viene de otro tiempo
y me decís que viva este instante,
porque es el presente el único momento de las posibilidades.
No le das tregua a la nostalgia
porque hay una maravilla que supiste construir
y que esperas que yo lo haga también
y ella sólo habita un tiempo presente.

Yo con mi mirada habituada a pasados
sólo miro el tuyo, y el mío.
Pero ya entendí, ya entendí…

Preparo la mesa para celebrar este encuentro
y me abro la puerta para ir a jugar
mi propio juego. 

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