La vida que se abre paso
Hay que saber reconocer los acontecimientos de la historia,
sus sacudidas, sus sorpresas, las vacilantes victorias, las derrotas mal
digeridas, que explican los comienzos..." (Foucault) Desde la primera vez
que lo leí, me llamó mucho la atención este fragmento. Es difícil decir, en una
historia, cuando comienza algo, y cuando termina. Y mucho más difícil aún es
creer que hay garantías de que no volverá.
Con nuevos planteos, con nuevas preguntas, pensando
nuevamente las cosas, siempre retorna. Como si la vida siempre se abriera paso,
de alguna manera. Decía Agamben: "La paradoja, en este punto, es que si el
que testimonia verdaderamente de lo humano es aquel cuya humanidad ha sido
destruida, eso significa que la identidad entre hombre y no hombre, no es nunca
perfecta, que no es posible destruir integralmente lo humano, que siempre resta
algo: El testigo es ese resto"
Porque muchos de los sujetos que podemos ver actualmente,
tienen su historia enraizada en múltiples puntos. Hay procesos que no se
detienen. No importa cuanto se intente reprimirlos, ni mediante que medios,
siempre se vuelven a abrir paso. Quizás, hay muchas derrotas "mal
digeridas". Nunca lo fueron por completo... Eso es lo que me llama la
atención de la historia política, siempre queda un testigo, para dar cuenta de
nuevas alianzas con la vida, de nuevas apuestas con ella.
Comentarios