Los de afuera son de palo.
Hay que cuidarse muy bien de elegir gente con la cual pelear. Porque al hacer
eso uno también termina eligiendo ser el enemigo de ese enemigo, y ese es un
lugar muy jodido.
Es decir, cuando se da enojo, también primero se debe
sentirlo, y así nos condenamos en la respuesta, nos condenamos a responder, a
establecer una relación con la locura ajena, pero claro, no sin la propia.
En ciertos casos, lo mejor es decir “Los de afuera son de
palo. Que comience la función” y seguir encaminado en lo mejor de nuestro
camino, nuestra construcción.
Es elegir buenos compañeros de viaje, porque somos esa
respuesta, eso que damos al otro, también.
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