Infancias

Hay un libro que amo, República Luminosa, de Andrés Barba.

Si bien es un a novela de ficción, muestra algo tremendamente verdadero.

¿Qué es la infancia? El libro muestra una infancia indomesticable, desafiante, muestra el fallo de las instituciones al intervenir: desarrollo social, la policía... y más allá de la ficción novelesca, ahí hay una verdad.

¿Que hacemos cuando la infancia nos devuelve con actos, con violencia, lo que como adultos estamos haciendo (muy) mal? Es la pregunta abierta, incesante.

Siempre se apunta a la familia como primer responsable, pero si hay un mercado que avanza, y un Estado que retrocede (como en muchos lugares de latinoamérica) se producen una familiarización de la pobreza, es decir, se espera que la familia resuelva, como pueda, lo que otros actores sociales no hacen. Y obvio: no puede, porque no tiene las competencias de ellos. La familia no se regula su propio salario ni establece políticas sociales. Y esa violencia permanente produce una vida incesantemente amenazada en su supervivencia, una sensación de vulnerabilidad y descalificación muy grande. Eso obviamente tiene consecuencias...

¿Que hacemos con tanta infancia que crece, como puede, con lo poco que a veces le damos?

“El mundo infantil nos había empezado a incomodar a todos”, dice el narrador del libro. Ojalá incomodara lo suficiente como para producir alguna pregunta.

Ese libro tendría que ser leído por todos los que trabajan con niñes.