Cuando él dice: "la alegría es todo aquello que consiste en colmar una potencia", luego agrega: "uno realiza una alegría cuando logra efectuar una de sus potencias".
Entonces lo fundamental de la alegría consiste en llevar un virtual potencial en un actual. Consumar una posbilidad, un latente en existente. La sóla realización de dicho proceso es una efectuación de vitalidad.
Me pregunto si los supuestos de Deleuze sobre el sentido del virtual donde mora en estado de potencialidad la alegría, no será acaso un estado social de nuestro condicionamiento. Porque sabemos que las alegrías y tristezas, no son estados puros, son híbridos afectivos donde uno alcanza la primacía sobre el otro, muchas veces una alegría conlleva porciones de tristeza y al revés, pero diremos que es tanto más alegría en tanto las unidades múltiples que componen el cuerpo se vean afectadas mínimamente por las líneas de tristeza.
Entonces, una de las razones por las cuales pregunto la naturaleza originaria de la potencialidad, es porque cada cual necesariamente rastrea en el campo de la conciencia qué unidades, qué territorios se encuentran potenciados para ofrecer una realización en la existencia. El acto de conquistar a una mujer, el acto de conquistar o elaborar un poema, un libro, una idea.
Todas esas unidades remiten a un campo social que los sostiene y los premoldea y los preconstituye para la elucubración de la conciencia personal. Son pues Públicos, antes que privados, son maleables, son proceso y polimorfos, sin embargo remiten siempre a un contorno de matices más o menos semejantes.
Todas estas ideas me surgen ante la contradicción aparente del pensamiento spinoziano y la práctica oriental de meditación y la noción de vacuidad que permea a toda esa cosmovisión.
Tengo más preguntas qué respuestas, sin embargo, me parece atractivo el pensar sobre la fuente de dichos cuerpos de pensamiento y de práctica. Una praxis, desde la nada, lo relativo, hacia lo afectivo, algo vital.
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Entonces lo fundamental de la alegría consiste en llevar un virtual potencial en un actual. Consumar una posbilidad, un latente en existente. La sóla realización de dicho proceso es una efectuación de vitalidad.
Me pregunto si los supuestos de Deleuze sobre el sentido del virtual donde mora en estado de potencialidad la alegría, no será acaso un estado social de nuestro condicionamiento. Porque sabemos que las alegrías y tristezas, no son estados puros, son híbridos afectivos donde uno alcanza la primacía sobre el otro, muchas veces una alegría conlleva porciones de tristeza y al revés, pero diremos que es tanto más alegría en tanto las unidades múltiples que componen el cuerpo se vean afectadas mínimamente por las líneas de tristeza.
Entonces, una de las razones por las cuales pregunto la naturaleza originaria de la potencialidad, es porque cada cual necesariamente rastrea en el campo de la conciencia qué unidades, qué territorios se encuentran potenciados para ofrecer una realización en la existencia. El acto de conquistar a una mujer, el acto de conquistar o elaborar un poema, un libro, una idea.
Todas esas unidades remiten a un campo social que los sostiene y los premoldea y los preconstituye para la elucubración de la conciencia personal. Son pues Públicos, antes que privados, son maleables, son proceso y polimorfos, sin embargo remiten siempre a un contorno de matices más o menos semejantes.
Todas estas ideas me surgen ante la contradicción aparente del pensamiento spinoziano y la práctica oriental de meditación y la noción de vacuidad que permea a toda esa cosmovisión.
Tengo más preguntas qué respuestas, sin embargo, me parece atractivo el pensar sobre la fuente de dichos cuerpos de pensamiento y de práctica. Una praxis, desde la nada, lo relativo, hacia lo afectivo, algo vital.