"Ahora más que nunca, esto, recién empieza"

"Ha muerto. Como un terremoto continental que tuvo réplicas en el mundo entero, la desaparición física de Néstor Kirchner (ya lo vimos) no pasó inadvertida. Pero no por la trascendencia política –que la tiene, vaya sino- de su ausencia en el poder político, sino más bien por lo que se empezó a construir colectivamente tras la noticia amarga de su despedida repentina. Es que la sociedad Argentina quedó conmovida. Fue temprano en la mañana de un día feriado, entonces, como cuando te levantás medio zombi y te atropellás un mueble de frente, en la jeta, cuando quedamos todos en shock. Fue un shock. Tal vez más que eso.

Y vuelve la mula al maíz. Como otrora, algunos, los menos claro, sintieron gozosos la noticia. Construyeron, montados sobre la muerte, un alivio de clase. ¡Se terminó el Kirchenismo, viva el infarto!, bueno, ecos de la historia nomás, de hace 62 años. Bocinas en Recoleta y champán al desayuno del 27 de octubre. ¡Qué les voy a contar!, nada nuevo en este país. 

Pero algo sucedió, sorprendentemente. El terremoto continental y sus réplicas removieron el escenario social y político del país. Y fue la propia gente que empezó a salir de sus casas, como en todo terremoto, donde nadie se anima a quedarse porque se te viene el techo encima. La sociedad, que no quiso morir con la muerte, salió a la calle a sobrevivir. Salió, a expresar un inmenso dolor. Y copó la Plaza de Mayo, y las transmisiones de radio y televisión. ¿De dónde salieron? ¿Dónde estaban esos jóvenes destruidos de angustia por la muerte de su líder? ¿Cómo es que aparecieron esos padres y madres, con sus niños a cuestas, haciendo cola por horas para brindar la última despedida? ¿Qué les pasó a los mozos de la Casa Rosada que se salieron del protocolo? ¿Por qué lloró tanto ese niño pegado al féretro? ¿Qué les pasó a esos que corrían cantando tras el cortejo, por kilómetros, tirando flores, banderas argentinas, cartas y presentes? ¿Y los viejos y viejas, y los indios, y los obreros, y los comerciantes, y los actores y los músicos?

Tenía entendido que Néstor Kirchner era un tipo autoritario, manipulador, ególatra, tirano, antidemocrático, corrupto, mal tipo. Porque ese perfil del muerto es lo que los medios habían construido durante su vida, con sus editoriales y mala leche. Entonces, uno asistía impávido a las muestras de cariño, de dolor, de aliento a la Presidenta Cristina acariciando el cajón. Reitero la pregunta ¿de dónde es que salieron tantos miles de miles? ¿De puro gusto nomás?
Hay muertes y muertes, todas iguales y diferentes. Esta, la de Néstor Carlos Kirchner, parece que no la van a poder festejar tanto ese gorilaje biológico. ¿Saben por qué? Porque el pueblo empezó a construir el mito, el paradigma de sentido para cientos de miles de jóvenes y ciudadanos. Y el país hoy es otro y será otro.

Todo mito representa un paradigma de sentido y orientación colectiva, construido por el imaginario social, en base a algún acontecimiento. El mito, no representa un reflejo mecánico de “lo real”, ya que éste se constituye más como “mediación simbólica” de la realidad que representación directa de la misma. Es a través del mito que nos identificamos, representamos y, fundamentalmente, nos comunicamos. Es un atributo de la especie humana esta capacidad de simbolización de la realidad, y no de otras especies. Por lo tanto, contra aquellas posiciones positivistas del conocimiento que niegan el carácter profundo del mito o minusvaloran estas formas culturales, debemos reconocer y afirmar que el mito, a la vez que integra, orienta, construye y proyecta a una sociedad o cultura determinadas. 

No obstante, todo mito no es sostenido desde las ideas puramente, sino además, a través de la materialidad de prácticas concretas, donde el mismo es refrendado en el tiempo, de generación en generación. El mito entonces tiene un carácter profundamente material y simbólico, y son las prácticas rituales las que permiten su durabilidad y vigencia, adaptando la referencia simbólica del pasado a sus contextos culturales presentes, a su momento histórico. 

Hoy el mito renace, para la mayoría de los que funden paganismo y creencias oficiales en su cuenta espiritual, en su banco que no quiebra, en su fábrica de fantasías. Y es la gente del pueblo la que lo construye, nunca mentes brillantes manipuladoras de masas atontadas. En todo caso, los que intentaron atontar a las masas fueron los grandes medios de comunicación, tapando la realidad social, como si la gente que desfiló ante el muerto no hubiese existido nunca. Pero no señores. No canten victoria, porque los que la están cantando son todos los que se corrieron de los relámpagos y salieron a las calles a escribir la historia. Ahora más que nunca, esto, recién empieza."


Marcelo Padilla




http://www.mdzol.com/mdz/nota/248699-pensamiento-salvaje-se-termino-el-kirchenismo-viva-el-infarto/

Comentarios

Entradas populares